domingo, 28 de febrero de 2010

Del Oscar y lo peruano.

Ya falta poco para saber si, por fin, “La Teta Asustada” se hace acreedora al Oscar a la mejor película extranjera. El 7 de marzo es todo.

Que “La Teta Asustada” es una buena película lo dice el lugar al que ha llegado. Pero un poco de pan es bueno y mucho empacha. Da un poco de grima ver que se toma el asunto del Oscar tan a pecho, ni mas ni menos que lo que pasa cuando la selección peruana de futbol va a jugar.

Si se pierde. ¿que mas da? Haber obtenido el premio Oso de Oro, del Festival Internacional de Berlín, que se entrega desde 1951, ya la ha catapultado lejos, muy lejos.

A poco las encuestas en el Perú, dicen que el 60% de los peruanos creen que la película va a ganarse el Oscar. ¿en que bola mágica han visto eso? ¿Ha jugado a las cartas o han ido a las huaringas?

Aquí pocos hemos visto la película. Me introdujo en la película una amiga entrañable que me contagió su entusiasmo desbordante por el papel de Fausta, interpretado por Magaly Soler, el personaje central.

La joven migró a Lima con su madre huyendo de la violencia de Los Andes. Ella tiene la enfermedad de la teta asustada, que trasmite dolor y sufrimiento a través de la lecha materna y teme ser violada, como ocurría en Los Andes, y se pone un tubérculo en la vagina para evitarlo, pero se conoce con un jardinero, quien le habla en su lengua quechua y le da ayuda desinteresada. Más tarde abandona el tubérculo, se siembra, y el jardinero se lo muestra floreciente al final.

Extraña que no haya una atención nacional e internacional en torno a las mujeres que sufrieron la violencia en silencio y que es lo que la película trata de desentrañar y de algún modo, exorcizar.

En cambio dentro del mismo país, y fuera de él, se le ve como algo exótico y, sobre todas las cosas, se plantea la postulación al Oscar como si fuera un asunto de vida o muerte, donde se juega todo el prestigio nacional del Perú y los peruanos.

Hasta Mario Vargas Llosa, siendo tío de la cineasta, ha sido cauteloso, simplemente ha dicho: creo que todo el Perú quiere eso.

No hay mucho de que presumir. No veo el desarrollo, la vigencia o la actualidad de una poderosa industria cinematográfica peruana, como fueron la de México o Argentina en su época, para darle una dimensión nacional a un triunfo individual que siendo meritorio y extraordinario no deja de ser personal !y en buena hora que sea personal!


Claudia Llosa reside en España y esto lo recibe, y nosotros con ella, con entusiasmo peruano, porque como inmigrante que es, en el fondo, atiende el llamado de la tierra, de la madre, del útero primigenio: a todo el que triunfa fuera le place que sus compatriotas conozcan que sus esfuerzos han rendido frutos, que en última instancia lo suyo es de todos los peruanos. Y eso es agradecimiento a las raíces.

Pero lo otro es distinto. Por todos lados, en el Perú, se lee y escucha: un Oscar le levantaría el ánimo a los peruanos.

Si, pero por cuanto tiempo, ¿hasta que aparezca la próxima Claudia Llosa?, ¿la próxima Kina Malpartida?

Así es el Perú, todavía un país adolescente. Se espera que desde fuera venga alguien a levantarnos la moral, a “salvarnos”, del mismo modo que se espera que después de cada elección presidencial, el que se siente en el Sillón de Pizarro arregle el país.

Precisamente los casos de Claudia Llosa, como el de la boxeadora Kina Malpartida, del fotógrafo Mario Testino, del tenor Juan Diego Florez, del novelista Santiago Rocangliolo, del jinete hípico Alan García, del astronauta peruano Carlos Noriega, del cardiólogo Elmer Huerta, entre otros, que han triunfado en el extranjero, nos sirven de comprobación.

Ellos han logrado lo que se propusieron, y con creces, porque fuera del país han encontrado el ambiente, la motivación, las oportunidades para ser lo que quieren ser en la vida. Oportunidades que les negó el Perú.


sábado, 26 de diciembre de 2009

Despintando Los Andes

Comencemos por el final, como en las novelas de García Márquez: el científico peruano Eduardo Golds está empeñado en que se pinte de blanco la totalidad de la Cordillera de Los Andes como una manera de salvarla de los gases del efecto invernadero.

Piensa que al pintar de blanco Los Andes se retrasará el actual deshielo porque las superficies obscuras contribuyen a convertir las radiaciones solares en calor y duplica el efecto invernadero en los glaciares.

"La pintura blanca tiene un albedo (razón entre la energía luminosa que difunde por reflexión una superficie y la energía incidente) igual al de la nieve y permite que el 85 por ciento de la radiación solar se vaya al espacio y solo el 15 por ciento de ella se transforme en calor", ha dicho Eduardo Gold.

“Es una medida poco práctica,” me dijo telefónicamente desde la universidad de Virginia, el historiador de la ciencia Mark Carey, que está próximo a publicar el libro The Conquest of Melting Ice: Climate, Glacier Disasters, and Society in the Modern Andes.

Carey viaja al Perú frecuentemente, en Julio pasado estuvo en la Cordillera Blanca haciendo estudios, y sostiene que muchos de los pueblos que viven alrededor no están de acuerdo con la idea.

“ En algunos lugares de Africa y Europa se han cubierto de blanco algunos, pero estamos hablando de áreas pequeñas de una hectárea, en zonas donde se práctica el esquí. No se si eso se podría aplicar a mucho más hectáreas. Veo difícil que ello detenga, es difícil detener el retroceso del deshielo de los glaciares,” dijo.

Si la Cordillera de Los Andes tiene 15,000 kilómetros cuadrados a lo largo de los países que atraviesa, y unos 3,000 kilómetros le corresponde al Perú, pintarlos a un costo de U$5,000 por hectárea, suena como gasto vano para una avanzada de esa naturaleza.

Pero la ONG Glaciares del Perú está empeñada en llevarla adelante “Si lo conseguimos, repararíamos el daño causado por los gases invernadero que emiten diariamente todos los autos de Estados Unidos”, aseguró a la prensa Manuel Flores, director de la ONG.

¿Reparar el daño? Suena excesivo, porque reparar es volver a funcionar como en su estado original aunque no sea nuevo y eso, obviamente, no ocurrirá porque los glaciares no volverán a tener las inmensas capas de hielo y “nieve perpetua” a las que hemos sido acostumbrados.

La propuesta, que está en camino ya porque consiguió un fondo de 250 mil dólares del Banco Mundial, para pintar de blanco la cima del monte Razuhuillca (5200 m.), situado en el departamento de Ayacucho, tiene el alma angelical de las buenas intenciones pero el corazón del diablo: no servirá para volver atrás regresar al paraíso terrenal de Los Andes. No es posible con brocha y pintura volver a hacer lo que la naturaleza cristalizó en cientos de años.

Claro que la situación es alarmante. Según fuentes de INRENA (Instituto Nacional de Recursos Naturales) desde 1970 Los Andes peruanos han perdido el 26% de su superficie glaciar. Lugares como el nevado Quelccaya, en el sudeste del Perú, están perdiendo 60 metros de glaciares por año.

Quienes solíamos a ir a La Cueva de Hielo del Nevado Pastoruri, que siempre estuvo a 5240 metros sobre el nivel de mar, en Ancash en la zona llamada La Suiza Peruana, ya no lo podremos hacer más, porque sencillamente ha desaparecido.

Pero una cueva no hace un invierno. Lo peor es que el nevado Pastoruri habría disminuido su altura en los últimos 25 años en 440.7 metros, según un pasado reporte de la agencia Reuters.

Y parece ser irreversible. Loonie Thompson, geólogo de la universidad del Estado de Ohio, y experto en glaciares ha dicho que la rapidez por la que se produce el deshielo (de los glaciares) éste no puede generarse rápidamente.


Un estudio de una universidad inglesa, muy citado en el Perú, sostuvo que los tres lugares más vulnerables desde el punto de vista del medio ambiente del planeta son Honduras, Bangladesh y el Perú.


¿Qué Hacer? “Creo que ahora en la Conferencia del Medio Ambiente en Copenhague deben tomar alguna medida, no depende mucho de los países andinos, más de Estados Unidos, China e India y los países industrializados en general,” dice Mark Carey.


Las consecuencias del efecto del gas invernadero sobre la cordillera de Los Andes va a causar en el futuro cercano (en el 2020 dicen en el INRENA), un deshielo total de los glaciares, que avanza a razón de 20 metros por año, que afectará, en el Perú, a la agricultura y el consumo de agua potable en la ciudades, la generación de electricidad y, de yapa, contínuos problemas climáticos.

Si de la cumbre de Copenhague se consigue compensación económica para los países que sufren y sufrirán los mayores perjuicios del efecto del gas invernadero, el Perú tendría que se considerado en primer lugar. No se trata de un reivindicación idealista ni contestataria, solamente una cuestión de justicia.

*columna publicada en el periodico comunitario Ayllu Times de Nueva York, en diciembre del 2009.



domingo, 31 de mayo de 2009

Inmigrantes Peruanos Amenazados en Bolivia


Por: Gery Vereau

Los peruanos hacen maletas, sacan pasaporte y se desplazan a otros países, a veces ricos a veces pobres, por muchas razones, y  la pobreza o la falta de oportunidades no es la única.

Si no fuera así  ¿porqué hay peruanos que inmigraron a Bolivia si la economía del país de Evo Morales no está mejor que la del Perú?

Conozco algunos casos de colegas periodistas que la guerra sucia que vivió el Perú con el gobierno de Alberto Fujimori los obligó a emigrar temporalmente a ese país, del mismo modo que lo hicieron  ingenieros civiles o agrónomos -algunos de estos se quedaron definitivamente en Bolivia- que se cansaron de  vivir en el fuego cruzado del senderismo y el ejercito.

Pese a ello lo más evidente es la existencia en Bolivia de un sector amplio de peruanos dedicados al comercio y otro de profesionales del sur del Perú, afincados desde los años 40.  También hay trabajadoras domésticas y obreros de construcción civil que han cruzado la frontera de Desaguadero para trabajar por allá.

Pero ellos no tienen culpa de que las diferencias entre los gobiernos, como el que actualmente enfrentan Evo Morales y Alan García, por la concesión del asilo político a ex-ministros de estado bolivianos, lleve a simpatizantes del presidente Evo Morales a presentarse en el consulado peruano de El Alto y amenazar con expulsar a  los peruanos inmigrantes,  con o sin documentación migratoria vigente, que viven en Bolivia, si no se cumplen sus solicitudes.

Para discutir si el asilo está bien encaminado o no se tienen instancias judiciales internacionales a las que el gobierno boliviano puede acudir, si es que no lo ha hecho ya, pero valerse de las amenazas indirectas es un alarmante síntoma de la existencia de prácticas que se han llamado, y seguirán llamando, fascistas.

Según el Instituto de Investigación e Informática del Perú (INEI), por una investigación que efectuó en el 2006,  habían alrededor de 50,000 peruanos viviendo en Bolivia, y la mayor concentración está en El Alto, un centro poblado de La Paz. Una suerte de Paterson boliviano.

Por todo ello se sabe que el mayor número de población extranjera en Bolivia la conforman los inmigrantes peruanos.

Y es precisamente en El Alto que dirigentes de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve), como Luis Ramos Espejo y Eliseo Suxo, Secretario General de la Central Obrera Regional, han salido a exigir que el gobierno peruano deje sin efecto el asilo político a los ex ministros bolivianos ahora en el Perú, de lo contrario la emprenderán contra los peruanos (expulsar es la palabra que usaron) que viven en El Alto. Ello sin duda ha tenido repercusiones en toda la comunidad peruana de Bolivia.

La manifestación tiene el tinte de la aprobación oficial del gobierno de Bolivia y el  sabor de una campaña orquestada desde el mismo Palacio Quemado de Bolivia. Si no es así ¿Por qué el gobierno del Presidente Evo Morales no ha salido a desautorizar estas expresiones y brindarle garantías a los peruanos y sus propiedades en Bolivia?

Ningún país del mundo permitiría ese trato a los residentes de otros países. Salvo  que se traten de nazis, como los de la Alemania hitleriana que arrojaban sobre los judíos a las turbas de desocupados para amenazarlos,  o  aquellos regímenes que, llamándose de izquierda, arrojan sobre sus opositores a turbas bien pagadas y bien alimentadas con dinero del erario público para atacar a sus enemigos internos.

Pero, ¿porqué los peruanos residentes en Bolivia tienen que pagar por los platos que se rompen entre ambos países?.

Por lo demás nunca el Perú ha tenido una actitud de esa catadura contra residentes o turistas bolivianos.  Nadie puede decir que en el Perú alguna vez se emitió alguna declaración, por parte de algún grupo o persona, de animosidad contra los más de176, 000 bolivianos - según datos de la Digemin-  que ingresaron el último año, y siguen ingresando hasta hoy, al Perú.

Actitudes como las que se han sembrado contra la comunidad peruana en Bolivia son atentatorias contra los Derechos Humanos de las personas y  execrables desde todo punto de vista.

 Todo el que vive o ha vivido en un país extranjero como inmigrante sabe lo traumático que es vivir en un lugar distinto al que nació. Sabe que acostumbrarse a una comida diferente, leyes distintas, un nuevo clima, un territorio por conocer, un idioma por aprender, un nuevo oficio o profesión, no es lo más difícil sino la zozobra de verse de un día para otro que lo poco o mucho que ha construido o está construyendo, se puede ir por la borda de un momento a otro.

Eso, el temor de perder lo hecho o por hacer, es, sin la menor duda, lo que están viviendo en este momento los residentes peruanos en Bolivia.

Todo lo que pasa en Bolivia hoy tiene el feo nombre de chantaje.

*artículo publicado en el  semanario Ayllu Times de Nueva York, el 29 de mayo del 2009