sábado, 26 de diciembre de 2009

Despintando Los Andes

Comencemos por el final, como en las novelas de García Márquez: el científico peruano Eduardo Golds está empeñado en que se pinte de blanco la totalidad de la Cordillera de Los Andes como una manera de salvarla de los gases del efecto invernadero.

Piensa que al pintar de blanco Los Andes se retrasará el actual deshielo porque las superficies obscuras contribuyen a convertir las radiaciones solares en calor y duplica el efecto invernadero en los glaciares.

"La pintura blanca tiene un albedo (razón entre la energía luminosa que difunde por reflexión una superficie y la energía incidente) igual al de la nieve y permite que el 85 por ciento de la radiación solar se vaya al espacio y solo el 15 por ciento de ella se transforme en calor", ha dicho Eduardo Gold.

“Es una medida poco práctica,” me dijo telefónicamente desde la universidad de Virginia, el historiador de la ciencia Mark Carey, que está próximo a publicar el libro The Conquest of Melting Ice: Climate, Glacier Disasters, and Society in the Modern Andes.

Carey viaja al Perú frecuentemente, en Julio pasado estuvo en la Cordillera Blanca haciendo estudios, y sostiene que muchos de los pueblos que viven alrededor no están de acuerdo con la idea.

“ En algunos lugares de Africa y Europa se han cubierto de blanco algunos, pero estamos hablando de áreas pequeñas de una hectárea, en zonas donde se práctica el esquí. No se si eso se podría aplicar a mucho más hectáreas. Veo difícil que ello detenga, es difícil detener el retroceso del deshielo de los glaciares,” dijo.

Si la Cordillera de Los Andes tiene 15,000 kilómetros cuadrados a lo largo de los países que atraviesa, y unos 3,000 kilómetros le corresponde al Perú, pintarlos a un costo de U$5,000 por hectárea, suena como gasto vano para una avanzada de esa naturaleza.

Pero la ONG Glaciares del Perú está empeñada en llevarla adelante “Si lo conseguimos, repararíamos el daño causado por los gases invernadero que emiten diariamente todos los autos de Estados Unidos”, aseguró a la prensa Manuel Flores, director de la ONG.

¿Reparar el daño? Suena excesivo, porque reparar es volver a funcionar como en su estado original aunque no sea nuevo y eso, obviamente, no ocurrirá porque los glaciares no volverán a tener las inmensas capas de hielo y “nieve perpetua” a las que hemos sido acostumbrados.

La propuesta, que está en camino ya porque consiguió un fondo de 250 mil dólares del Banco Mundial, para pintar de blanco la cima del monte Razuhuillca (5200 m.), situado en el departamento de Ayacucho, tiene el alma angelical de las buenas intenciones pero el corazón del diablo: no servirá para volver atrás regresar al paraíso terrenal de Los Andes. No es posible con brocha y pintura volver a hacer lo que la naturaleza cristalizó en cientos de años.

Claro que la situación es alarmante. Según fuentes de INRENA (Instituto Nacional de Recursos Naturales) desde 1970 Los Andes peruanos han perdido el 26% de su superficie glaciar. Lugares como el nevado Quelccaya, en el sudeste del Perú, están perdiendo 60 metros de glaciares por año.

Quienes solíamos a ir a La Cueva de Hielo del Nevado Pastoruri, que siempre estuvo a 5240 metros sobre el nivel de mar, en Ancash en la zona llamada La Suiza Peruana, ya no lo podremos hacer más, porque sencillamente ha desaparecido.

Pero una cueva no hace un invierno. Lo peor es que el nevado Pastoruri habría disminuido su altura en los últimos 25 años en 440.7 metros, según un pasado reporte de la agencia Reuters.

Y parece ser irreversible. Loonie Thompson, geólogo de la universidad del Estado de Ohio, y experto en glaciares ha dicho que la rapidez por la que se produce el deshielo (de los glaciares) éste no puede generarse rápidamente.


Un estudio de una universidad inglesa, muy citado en el Perú, sostuvo que los tres lugares más vulnerables desde el punto de vista del medio ambiente del planeta son Honduras, Bangladesh y el Perú.


¿Qué Hacer? “Creo que ahora en la Conferencia del Medio Ambiente en Copenhague deben tomar alguna medida, no depende mucho de los países andinos, más de Estados Unidos, China e India y los países industrializados en general,” dice Mark Carey.


Las consecuencias del efecto del gas invernadero sobre la cordillera de Los Andes va a causar en el futuro cercano (en el 2020 dicen en el INRENA), un deshielo total de los glaciares, que avanza a razón de 20 metros por año, que afectará, en el Perú, a la agricultura y el consumo de agua potable en la ciudades, la generación de electricidad y, de yapa, contínuos problemas climáticos.

Si de la cumbre de Copenhague se consigue compensación económica para los países que sufren y sufrirán los mayores perjuicios del efecto del gas invernadero, el Perú tendría que se considerado en primer lugar. No se trata de un reivindicación idealista ni contestataria, solamente una cuestión de justicia.

*columna publicada en el periodico comunitario Ayllu Times de Nueva York, en diciembre del 2009.



No hay comentarios:

Publicar un comentario