
Ya falta poco para saber si, por fin, “La Teta Asustada” se hace acreedora al Oscar a la mejor película extranjera. El 7 de marzo es todo.
Que “La Teta Asustada” es una buena película lo dice el lugar al que ha llegado. Pero un poco de pan es bueno y mucho empacha. Da un poco de grima ver que se toma el asunto del Oscar tan a pecho, ni mas ni menos que lo que pasa cuando la selección peruana de futbol va a jugar.
Si se pierde. ¿que mas da? Haber obtenido el premio Oso de Oro, del Festival Internacional de Berlín, que se entrega desde 1951, ya la ha catapultado lejos, muy lejos.
A poco las encuestas en el Perú, dicen que el 60% de los peruanos creen que la película va a ganarse el Oscar. ¿en que bola mágica han visto eso? ¿Ha jugado a las cartas o han ido a las huaringas?
Aquí pocos hemos visto la película. Me introdujo en la película una amiga entrañable que me contagió su entusiasmo desbordante por el papel de Fausta, interpretado por Magaly Soler, el personaje central.
La joven migró a Lima con su madre huyendo de la violencia de Los Andes. Ella tiene la enfermedad de la teta asustada, que trasmite dolor y sufrimiento a través de la lecha materna y teme ser violada, como ocurría en Los Andes, y se pone un tubérculo en la vagina para evitarlo, pero se conoce con un jardinero, quien le habla en su lengua quechua y le da ayuda desinteresada. Más tarde abandona el tubérculo, se siembra, y el jardinero se lo muestra floreciente al final.
Extraña que no haya una atención nacional e internacional en torno a las mujeres que sufrieron la violencia en silencio y que es lo que la película trata de desentrañar y de algún modo, exorcizar.
En cambio dentro del mismo país, y fuera de él, se le ve como algo exótico y, sobre todas las cosas, se plantea la postulación al Oscar como si fuera un asunto de vida o muerte, donde se juega todo el prestigio nacional del Perú y los peruanos.
Hasta Mario Vargas Llosa, siendo tío de la cineasta, ha sido cauteloso, simplemente ha dicho: creo que todo el Perú quiere eso.
No hay mucho de que presumir. No veo el desarrollo, la vigencia o la actualidad de una poderosa industria cinematográfica peruana, como fueron la de México o Argentina en su época, para darle una dimensión nacional a un triunfo individual que siendo meritorio y extraordinario no deja de ser personal !y en buena hora que sea personal!
Claudia Llosa reside en España y esto lo recibe, y nosotros con ella, con entusiasmo peruano, porque como inmigrante que es, en el fondo, atiende el llamado de la tierra, de la madre, del útero primigenio: a todo el que triunfa fuera le place que sus compatriotas conozcan que sus esfuerzos han rendido frutos, que en última instancia lo suyo es de todos los peruanos. Y eso es agradecimiento a las raíces.
Pero lo otro es distinto. Por todos lados, en el Perú, se lee y escucha: un Oscar le levantaría el ánimo a los peruanos.
Si, pero por cuanto tiempo, ¿hasta que aparezca la próxima Claudia Llosa?, ¿la próxima Kina Malpartida?
Así es el Perú, todavía un país adolescente. Se espera que desde fuera venga alguien a levantarnos la moral, a “salvarnos”, del mismo modo que se espera que después de cada elección presidencial, el que se siente en el Sillón de Pizarro arregle el país.
Precisamente los casos de Claudia Llosa, como el de la boxeadora Kina Malpartida, del fotógrafo Mario Testino, del tenor Juan Diego Florez, del novelista Santiago Rocangliolo, del jinete hípico Alan García, del astronauta peruano Carlos Noriega, del cardiólogo Elmer Huerta, entre otros, que han triunfado en el extranjero, nos sirven de comprobación.
Ellos han logrado lo que se propusieron, y con creces, porque fuera del país han encontrado el ambiente, la motivación, las oportunidades para ser lo que quieren ser en la vida. Oportunidades que les negó el Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario